Escribir
sobre música puede ser emocionante o angustiante, dependiendo del prisma con
que se mire. Para mí, que retomé este blog y me puse la rutina de escribir al
menos una reseña a la semana (aunque en un principio me prometí que lo haría
cada que se me diera la gana), es un poco angustiante, porque aparte de enfrentarme
a la hoja en blanco, debo sumergirme en las profundidades de Spotify para
encontrar alguna perla y escribir sobre ella.
A
veces busco y busco listas de cualquier cosa, encuentro una que llama mi
atención, hago un interminable scroll, doy clic a una canción, luego a
otra y otra (a veces ni las escucho completas), y de tanto escuchar música no
sé sobre qué escribir. Es irónico, pero cuando no existían Spotify, ni las
demás plataformas, solía quejarme de la poca variedad de artistas, y ahora que
puedo escuchar a tantos y a un solo clic, no sé cuáles escuchar, ni sobre
cuáles escribir.
Retomando
el hilo que perdí desde la primera palabra, en esa búsqueda interminable en
Spotify encontré una perla que iluminó mis ojos. O bueno, que se me metió a un
oído y en vez de dejarme sordo, me cautivó con su sonido sereno y letras diáfanas.
Se trata de un EP de nombre simple, sin grandilocuencia alguna, Okay!, y
el nombre de su autora lo es aún más: EV.
Buscando
información sobre ella, encontré que su nombre de pila es Evelyn Delgado, una profesora
de inglés y alemán obsesiva con los detalles que después de componer y guardar algunas
canciones en 2020 lanzó su primer EP, Cosas guardadas. Tras una
inesperada acogida, el año pasado lanzó su segundo EP, que es el que me motivó
a escribir esta reseña y con el que ella ratifica que la música es su lugar
seguro.
No
hay mejor material para un artista que lo cotidiano, la sencillez que se revela
ante sus ojos, y EV sabe echar mano de ello. Desde el amor sincero y diáfano de
“Canción Cursi” (una de mis favoritas y que tiene frases de antología como “si
lo que quieres es una planta / yo te podría dar un jardín”), pasando por la incertidumbre
que trae el insomnio en “3 am” hasta la rutina que se vive sin dramas en “Bien”,
este EP es ideal para escuchar un lunes por la mañana, un jueves por la tarde o
un domingo lluvioso, como el de hoy, cuando escribo estas líneas y miro por la
ventana cómo la lluvia limpia las tristezas y dolores de esta ciudad.
Para
no extenderme, debo decir que Okay! calmó mi ansiedad de periodista
musical que a veces se deja abrumar por las palabras y el afán de su oficio. Incluso,
siendo un fan del sonido pesado y frenético, ya tengo a este EP entre mis
favoritos porque la suave voz de EV caló profundo en mí y las historias que
cuentan sus seis canciones son una reivindicación de lo cotidiano. Todas ellas están
aderezadas con un bedroom pop sobrecogedor, aunque esa no es más que una
etiqueta que trata de englobar la belleza que se enconde en una habitación, un
pasillo, una cocina, un jardín, una ventana o cualquier rincón de una casa.
Sin
duda, con Okay! uno se siente en un lugar seguro y eso ya es mucho decir en estos días tan azarosos donde no hay nada
seguro. Por ahora, seguiré escuchándolo una y otra vez, luego me las arreglaré
para escribir una nueva reseña, una nueva divagación, un nuevo caos verbal.
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