7 de septiembre de 2014

Y Cerati seguirá cantando el aquí y el ahora



Nadie lo podía creer. Nadie salía de su asombro. Pero el 4 de septiembre del 2014 los medios de comunicación repitieron hasta el cansancio algo que muchos no querían escuchar: Gustavo Cerati había muerto. Una vez que la clínica Alcla de Buenos Aires emitiera un escueto comunicado en el que anunciaba el fallecimiento del ex vocalista de Soda Stereo, su nombre comenzó a repetirse entre lágrimas con la esperanza de que todo fuera un error y de que su voz volviera a escucharse. Pero no. Cerati se fue y no pudo ganarle la batalla a ese accidente cerebro vascular que durante cuatro años lo condenó a un encierro silencioso. Las palabras de pésame no se hicieron esperar. La presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, decretó dos días de luto nacional y Andrés Calamaro, otro grande que canta como los salmones, dijo que lloró como un niño cuando la CNN lo llamó a su casa para preguntarle su opinión sobre la irremediable muerte de Cerati. Incluso, la banda colombiana Estados Alterados le hizo un homenaje al músico argentino durante el lanzamiento de su nuevo álbum, Intruso Armónico, y que casualmente se realizó ese mismo día. Fue tanta la sorpresa que Elvis, vocalista de la banda, exclamó lo siguiente: “¡Qué día el que nos tocó pa’ lanzar este trabajo!” Acto seguido suspiró melancólico y el show en el Teatro Pablo Tobón Uribe de Medellín continuó entre la tristeza y la alegría. Al igual que Calamaro y Elvis, otros músicos y políticos de turno expresaron su tristeza ante tal noticia, mientras las redes sociales se inundaron con memes afligidos que recordaban al hombre que en vez de congraciarse consigo mismo le dio las “gracias… ¡totales!” al público que coreó sus canciones sin parar. 


 Varios fans se acercaron a la clínica ALCLA para despedir a Gusravo Cerati. Imagen tomada de www.eluniversal.com.mx 

Su partida dolió y sigue doliendo  porque él compuso la banda sonora de tres generaciones y llevó al rock latinoamericano a otros confines. Y para que esto fuera posible el azar tuvo que meter sus narices y gracias a ello sucedió la historia conocida por muchos: En el verano de 1982 Gustavo Cerati fue de gira con su banda Sauvage a Punta del Este, pero el bar donde hiso sus presentaciones quebró y la dueña de este huyo, no sin antes pagarle con un cheque sin fondos. Mientras tanto, en otro lugar del balneario uruguayo, Héctor "Zeta" Bosio y su banda The Morgan la pasaban de maravilla. Cerati, sin un peso, decidió unírseles y ahí comenzó una relación que años después daría sus frutos. Aunque ambos estudiaban publicidad en la Universidad de El Salvador y veían algunos cursos juntos, nunca hablaron sobre sus pasiones sonoras. Pero en Punta del Este no solamente se dieron cuenta de que vibraban con The Police, sino que también se propusieron crear una banda que sonara como el trío inglés, con la particularidad de que las letras fuesen escritas en español. 

De regreso a Buenos Aires encontraron al otro integrante que necesitaban sin necesidad de hacer un casting. Una noche Carlos Ficcichia, mejor conocido como Charly Alberti, llamó a la casa de Gustavo preguntando por su hermana María Laura, pero ella no quiso atender la llamada porque le parecía un tipo muy pesado. Gustavo pasó al teléfono preguntándole si sabía tocar la batería y Charly dijo que sí, ya que él había heredado el talento percusionista de su papá, el baterista de jazz Tito Alberti. A la semana siguiente él y Zeta fueron a su casa para comprobarlo y despejadas las dudas formaron la banda Los Estereotipos, con la que grabaron un demo en el que aparecen canciones como ¿Por qué no puedo ser del jet set?, Dime Sebastián y Debo soñar. Sin embargo, el nombre de la banda nos los convenció y decidieron cambiarlo por uno más sonoro e indescifrable: Soda Stereo. Sus primeros conciertos fueron en la fiesta de cumpleaños de Alfredo Lois, quien luego se encargaría de diseñar la imagen del grupo, y en un desfile de modas realizado en la discoteca Airport. Un año después, en 1983, fueron descubiertos por el cazatalentos Horacio Martínez y a mediados de 1984 grabaron su primer LP: Soda Stereo. De ahí en adelante los tres plasmaron el sentir de la juventud argentina que comenzó a quitarse las mordazas impuestas por una dictadura desalmada con álbumes como Nada personal (1985), Signos (1986) y Doble vida (1988). La Soda Manía se apoderó de toda Argentina y rápidamente se expandió por Latinoamérica, llegando incluso a contagiar con su sonido a España y los Estados Unidos. Gustavo, Zeta y Charly dejaron de ser los chicos dietéticos que hacían canciones dietéticas para convertirse en las majestades del rock en español. 


Cerati junto a Charly Alberti y Zeta Bosio en los tiempos de Soda Stereo. Foto tomada de www.fotolog.com 

En los 90 demostraron de qué estaban hechos y rugieron como leones con una Canción animal (1990) que estremeció al público y a la crítica. Pero las tensiones musicales y personales comenzaron a erosionar su relación y en 1997, después de haber grabado Dynamo (1992) y Sueño Stereo (1995), Cerati publicó una carta en el diario Clarín en la que confirmó la disolución de la banda y dejó muy en claro que tomó esa decisión  por respeto a sus fans y en beneficio de la salud mental de él y sus antiguos compañeros de banda.

Con la tristeza de haber concluido una trayectoria de quince años en la que se vendieron más de 17.000 millones de copias y se realizaron 1.488 conciertos, Cerati comenzó su carrera como solista, aunque entre 1992 y 1998 desarrolló otros proyectos paralelos como el Colores santos que grabó con Daniel Melero (1992) y los discos Plan V (1996) y Plan Black V Dog (1998) que realizó junto al ensamble electrónico Plan V, conformado por tres músicos chilenos no profesionales. Con Amor amarillo (1993), Bocanada (1998) 11 episodios sinfónicos (2002), Siempre es hoy (2002), Ahí vamos (2006) y Fuerza natural (2008) Cerati abrazó la experimentación y demostró no solamente su capacidad de reinventarse, sino también una sensibilidad inigualable. Si como líder de Soda Stereo él compuso canciones que invitaban al baile, como solista demostró que el sonido puede trazar una ruta hacia el infinito. El Cerati de Soda Stereo y el Cerati solista supieron mimetizarse en una fluctuante escena musical sin dejar a un lado su autenticidad, porque si bien él fue un camaleón que cambiaba de colores constantemente supo plasmar con sus canciones las luces y sombras de una vida que a veces es tan suave como el terciopelo y otras tan dura como el concreto. 


Durante la gira de "Ahí vamos" Foto tomada de www.taringa.net 


A dos días de su muerte la tristeza sigue latente. Pero la mejor forma de mantenerlo vivo es agradecerle todo lo que hiso, porque gracias a Cerati nos dimos cuenta de que perdonar es divino y de que podemos soñar con cosas imposibles. Gracias a él sacamos nuestras pasiones escondidas mientras mirábamos una Persiana americana y nos quitamos la sobredosis de TV con un té para tres. También escuchamos los latidos de un corazón delator mientras caminábamos por la ciudad de la furia o nos aplicábamos una crema de estrellas antes de que llegara el ángel eléctrico. Pero nos sentimos atemorizados cuando él nos dijo que la luna roja borraría la zona de promesas que habíamos dibujado sobre la Avenida Alcorta y que la luz dejaría de pulsar. Por fortuna sus signos no se cumplieron al pie de la letra y pudimos atravesar el puente que hay encima del río babel, lanzar una bocanada y darle un zoom a nuestros amores amarillos antes de que nos dijeran adiós. Gracias a él cualquier momento se convirtió en una canción que escuchamos varias veces y la mejor manera de honrarlo es seguirlo escuchando, porque así  se haya ido su voz seguirá entre nosotros, cantando el aquí y el ahora.


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