6 de febrero de 2015

El hospital donde tratan las enfermedades con música


Para muchas personas los hospitales son aburridos y tétricos. Pero si visitaran al Hospital San Juan de Dios del municipio de Támesis (Antioquia) se llevarían una sorpresa. Porque además de habitaciones y quirófanos esta institución cuenta con un parque infantil, salones donde se dictan talleres de música, artes y teatro. Los pacientes no solamente se curan con medicamentos, sino también tocando una guitarra o amasando un pedazo de arcilla. Este tratamiento poco ortodoxo, pero sumamente placentero fue diseñado por el doctor Eduardo Rivera Arcila, gerente del hospital y creador de Niños y niñas por la pazMovimiento Joven,  dos iniciativas que buscan la formación integral de los niños y jóvenes que viven en el municipio.


Rivera Arcila estuvo presente en el VII Simposio de Líderes Culturales por el Desarrollo  y Música Bacana aprovechó su presencia para conversar sobre esta experiencia, única en Colombia. 

¿Cuál es el trabajo que usted realiza en el Hospital San Juan de Dios de Támesis?

Es un trabajo pensado desde la promoción de la salud, y no desde la enfermedad. Si queremos mejorar la calidad de vida de nuestra gente, que es nuestra razón de ser como funcionarios públicos, debemos hacer todo lo posible para que se enferme menos, y no dedicarnos solamente a esperarla y atenderla cuando se enferme.

¿Cuál ha sido el impacto de ese trabajo entre los habitantes de Támesis?

Pienso que a trece años de haberse implantado esta propuesta los indicadores son positivos. Hoy en Támesis la gente se enferma menos y de cosas menos graves. No tenemos niños desnutridos y muy pocos son hospitalizados; los infartos, las crisis hipertensivas, las descompensaciones diabéticas y otras patologías crónicas y de alto costo han disminuido y esto nos permite tener más recursos para invertir y reinvertir en la promoción de la salud. 

Y una parte de esos recursos ha sido destinada para la formación artística y musical.

Claro. Yo soy un convencido de que la música y el juego son fundamentales para la formación de un niño. Por eso, desde que llegué al hospital, contratamos a un músico de manera permanente. Además, tenemos 17 salones donde los niños reciben clases y uno de ellos es el de música, llamado Polito en honor al fundador del pueblo, Hipólito Mejía. Es un espacio maravilloso donde a los niños se les enseña ritmo e interpretación de instrumentos. Varios de ellos han hecho parte de la chirimía del hospital, Kiriku, y han representado a Támesis en diferentes eventos culturales. Es satisfactorio descubrir en los niños habilidades musicales y muy seguramente ellos harán parte de las bandas marciales de los colegios o ingresarán a la Casa de la Cultura para ser los músicos del mañana.

Pero además de eso tenemos un área de lenguajes expresivos y teatro, donde un profesor trabaja con los niños la expresión corporal y les enseña a descubrir y potencializar sus habilidades. También tenemos un taller de artes donde ellos amasan, pintan y recortan, para que desarrollen su motricidad fina y gruesa.

El doctor Rivera Arcila contando su experiencia en el simposio. Foto de Comité de Comunicaciones del Barrio Santander.


¿Estos talleres solamente están dirigidos al público infantil?

Nuestra responsabilidad es atender a todos los grupos poblacionales. Simplemente, empezamos a trabajar con la niñez y seguimos con los jóvenes, adultos y tercera edad. Todos ellos se benefician de los programas del hospital y de otros espacios como el gimnasio, la zona húmeda; todo lo necesario para hacer un trabajo integral con ellos.

Es inusual que en un hospital se dicte talleres de música o haya salones de arte. ¿Cómo convence usted a los escépticos de que esto es viable y mejora la calidad de vida de los pacientes?

Hay que tener convicción. Yo defiendo este trabajo ante cualquier ente y si me preguntan por qué estoy invirtiendo dinero en eso yo les digo, desde lo teórico y practico, por qué hay que hacerlo. Yo no estoy inventando nada, simplemente desarrollo conceptos científicos que ya está definidos y expresados. Es increíble cuando los niños, jóvenes y adultos mayores van al hospital a hacer danzas o artes manuales, porque al mismo tiempo que están haciendo algo que les gusta yo evalúo su salud.

¿Existe la posibilidad de replicar este modelo en otros municipios de Antioquia?

Eso es lo que yo quisiera. Esto es una propuesta de paz porque yo la paz no solamente la quiero para Támesis, sino también para toda Colombia. Hay que interiorizar en los niños el amor, la fraternidad y solidaridad. En el adulto se pueden cambiar algunas cosas, pero ya hay unas conductas muy definidas y es muy difícil cambiarlas.

Como quien dice el arte y la música pueden cambiar al mundo.
Y también el juego. Definitivamente, por ahí es la cosa.

Nota: Cuando el entrevistador terminó de entrevistar al doctor Rivera Arcila quiso conversar con él sobre Támesis, “la tierra del siempre volver” como la llaman propios y extraños. La razón es que en ese bello pueblo del suroeste antioqueño nacieron sus padres, abuelos y tatarabuelos. Incluso, una tía del entrevistador trabaja en el Hospital San Juan de Dios como asistente de odontología. Por eso, este encuentro fue casual y nostálgico a la vez. Lamentablemente el tiempo no fue generoso y el entrevistador se limitó a mandarle saludos a su tía con el doctor. 




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